Los seminaristas menores cada fin de semana vamos a nuestros pueblos respectivos. Participamos en nuestras comunidades parroquiales, ayudando en lo posible; en ellas también nos formamos y nuestros párrocos nos aconsejan sobre la vida de los sacerdotes y sobre el camino que siguió Jesús. Ellos nos ayudan en el camino que hemos elegido y así no cansarnos nunca por estar con Cristo.
Yo soy de Sabiote, un pueblo renacentista de unos cinco mil habitantes. Mi Parroquia está dedicada a San Pedro Apóstol. En ella ayudo todos los fines de semana, excepto uno (en el que nos quedamos en el Seminario para la Convivencia “Manuel Aranda” de todos los meses), para crecer y pensar más en la llamada que me hace Jesús todos los días. Por ejemplo, participo en la Eucaristía de los sábados y domingos, donde la comunidad me va conociendo poco a poco y se va fijando en mí, para que algún día sirva a los demás como Jesús nos sirvió a nosotros. Además, encuentro la felicidad ayudando a los que necesitan y arrimando el hombro al mantenimiento de la Parroquia, que es donde más formación recibimos, porque visitamos los enfermos, damos de comer a los pobres, atendemos a quien tiene problemas, etc.
Finalmente, quiero decir que cada vez que voy a mi comunidad me quedo con la fuerza de Jesús y con el apoyo de todos los fieles cristianos que piden por mí, para seguir trabajando y continuar el camino que Él quiere que realice. ¡¡¡Gracias a todos!!!
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