Decidí entrar en el Seminario porque el párroco de mi pueblo nos convocó a una reunión y nos dijo que nos lo pensáramos que si queríamos entrar en el Seminario de Jaén. También iba al Seminario a convivencias vocacionales de Manuel Aranda. Estoy feliz de haber tomado esa decisión, porque estoy a gusto y creo que más cerca de Dios.
Yo he recibido los sacramentos del bautismo, en el que ya me hice cristiano. También he recibido el sacramento de la Eucaristía: recibí a Dios en lo más profundo de mi corazón. Y, por último, pronto recibiré el sacramento de la Confirmación en el que intentaré dar buen testimonio de cristiano.
Descubro que cada vez estoy más cerca del Señor y que mi corazón se llena de su Espíritu. Soy muy feliz con él y noto que me quiere un montón, tanto que estoy pensando ponerme a su servicio. Noto que muchas cosas me estorban en ese camino. Por eso, lucho sin desanimarme, sabiendo que Cristo está a mi lado y me ayuda muy mucho. Le doy las gracias porque se ha fijado en mí y le pido que me ayude a descubrir si me quiere para que sea sacerdote.
En este mi segundo año voy descubriendo que tomé una buena decisión al entrar en el Seminario, ya que es una experiencia muy bonita porque vas descubriendo cómo Jesús está más cerca de nosotros, gracias a las oraciones personales de cada tarde en la que hacemos una conversación con Jesús de tú a tú.
Animo a mis amigos del pueblo para que puedan ingresar en el Seminario y así poder descubrir también su vocación como todos los que estamos en él, pero no sólo a los que son de mi pueblo sino a los el Colegio en que estudio y más personas que conozco: esto me ayuda a crecer como persona y valorar más las cosas.
No os arrepentiréis… ¡Probad!
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