Todo empezó una tarde que nos reunió el sacerdote de mi pueblo y nos dijo que si queríamos animarnos para venir al Seminario con el Señor y con otros jóvenes. “Nos lo pasaríamos muy bien” dijo él y estuvimos pensando todo el verano hasta que cuatro de esa reunión decidimos venirnos y aquí estamos los cuatro: Fidel, David, Jesús Cristóbal y yo. Este año se han unido a la comunidad Antonio y Daniel en compañía de Cristóbal, José Miguel y Agustín.
He venido al Seminario porque creo que aquí, con Cristo, seré mejor persona conmigo y con los demás. Jesús para mí es Alguien importante, tanto que quiero contar con Él en mi proyecto de vida.
En estos dos años de seminarista he descubierto que necesito vivir con Jesús porque es parte del plasma que circula por mis venas día a día y que sin Él no sería posible mi vida. He madurado en valores diversos y mi formación académica está aumentando gracias al gran nivel que recibimos en las clases. La formación espiritual y vocacional me ayuda a descubrir mi verdadera vocación y a planear bien mi vida. He vivido un montón de sensaciones y muchos momentos de diversión con los otros compañeros y rectores, con la gente que cuida de nosotros… Hay bastantes aspectos del Seminario que me ayudan como la oración, el estudio y, sobre todo, aprender a vivir en comunidad, punto bastante importante del Seminario Menor. Admito orgullosamente que merece la pena estar en el Seminario.
¡Saludos!
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