Es el momento, Señor, de orientar mi vida;
Es la hora de dar rumbo a mi existencia;
Estoy a punto para descubrir un nuevo camino;
No me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante ti abierta como la playa al mar.;
Estoy en busca de tus pasos, de tus huellas.
Quiero dejar atrás mis caminos y entrar por “tus caminos”
Quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida.
Aquí estoy Señor, y te digo sin rodeos:
Señor, ¿qué quieres que haga?
Aquí estoy Señor, como Samuel en la noche
Y te digo: habla, que tu siervo te escucha.
Aquí estoy Señor, como María cuando era joven
Y te dijo: He aquí la esclava, que se haga según tu palabra.
Aquí estoy Señor, con un corazón disponible como el tuyo
Y te digo: “Quiero hacer tu voluntad”
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?
Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?
Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿por dónde quieres que camine?
Señor, ¿cómo estar segura de tus caminos en mi vida?
Señor, ¿cómo se yo que es eso lo que deseas de mi y no otra cosa?
Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?
Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Señor, ¿cómo comprometerme si no estoy plenamente segura?
Preguntas, Señor, siempre preguntas. ¿Cuándo saldré de la duda?
Yo quiero tener claro cada paso del camino.
Yo quiero tener mis seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.
Si no me animo a arriesgar: ¿Estoy disponible para ti?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que vivo.
Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada.
Quiero, Señor Jesús, quedarme libre para seguirte.
Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo.
Quiero, Señor Jesús, dejar mis miedos, dar paso a mi fe de joven.
Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en mí.
Yo sé que me quieres para ser servidora de tu Reino.
Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser enviada.
Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.
Señor, quiero hacer de tu Persona y Evangelio,
El proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.
Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad.
(Emilio L. Mazariegos. Salmos de un corazón joven. Págs. 162-163)
Es la hora de dar rumbo a mi existencia;
Estoy a punto para descubrir un nuevo camino;
No me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante ti abierta como la playa al mar.;
Estoy en busca de tus pasos, de tus huellas.
Quiero dejar atrás mis caminos y entrar por “tus caminos”
Quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida.
Aquí estoy Señor, y te digo sin rodeos:
Señor, ¿qué quieres que haga?
Aquí estoy Señor, como Samuel en la noche
Y te digo: habla, que tu siervo te escucha.
Aquí estoy Señor, como María cuando era joven
Y te dijo: He aquí la esclava, que se haga según tu palabra.
Aquí estoy Señor, con un corazón disponible como el tuyo
Y te digo: “Quiero hacer tu voluntad”
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?
Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?
Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿por dónde quieres que camine?
Señor, ¿cómo estar segura de tus caminos en mi vida?
Señor, ¿cómo se yo que es eso lo que deseas de mi y no otra cosa?
Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?
Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Señor, ¿cómo comprometerme si no estoy plenamente segura?
Preguntas, Señor, siempre preguntas. ¿Cuándo saldré de la duda?
Yo quiero tener claro cada paso del camino.
Yo quiero tener mis seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.
Si no me animo a arriesgar: ¿Estoy disponible para ti?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que vivo.
Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada.
Quiero, Señor Jesús, quedarme libre para seguirte.
Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo.
Quiero, Señor Jesús, dejar mis miedos, dar paso a mi fe de joven.
Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en mí.
Yo sé que me quieres para ser servidora de tu Reino.
Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser enviada.
Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.
Señor, quiero hacer de tu Persona y Evangelio,
El proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.
Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad.
(Emilio L. Mazariegos. Salmos de un corazón joven. Págs. 162-163)
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