La jornada de un seminarista menor en Jaén
Seminario Menor de Jaén
Seminario Menor Diocesano de San Juan de Ávila (Jaén)
domingo, 25 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
Próximas convivencias vocacionales
Estimado amigo:
Estás de suerte, porque en los próximos meses vas a tener la oportunidad de encontrarte con otros jóvenes para plantearte tu futuro y descubrir lo que Dios quiere de ti. Será en las convivencias del Centro de Orientación Vocacional "Manuel Aranda", que se celebrarán en estos días:
- 15 de diciembre de 2012
- 26 de enero de 2013
- 16 de febrero de 2013
- 16 de marzo de 2013 (Encuentro vocacional diocesano)
- 20 de abril de 2013
- 12 de mayo de 2013 (Día de puertas abiertas del Seminario Menor)
- 26 a 29 de junio de 2013
No te las puedes perder!!! Así que apúntalas en tu agenda!!! Merece la pena conocer el sueño que tiene Dios para ti!!! Te esperamos en el Seminario Menor, en Jaén!!!
Etiquetas:
convivencia vocacional,
vocación
Testimonio vocacional de un joven de Mancha Real
La verdad es que muchas veces, mis amigos y conocidos me preguntan el
típico ¿Y tú por qué quieres ser cura? Claro, como yo les suelo contestar:
tengo muchas razones para ser cura, y más en esta sociedad en pleno avance. Y
me responden: Pero… ¿A ti como te llamó el Señor? ¿Te habló en sueños? Y los
más graciosos dicen: ¿Te mandó un correo? ¿Te llamó? ¿Usó WhatsApp?
Y ante estas preguntas, algunas más formales que otras, siempre cuento la historia de cómo fui llamado por Dios para, en un futuro, ejercer el santo Sacerdocio.
Y ante estas preguntas, algunas más formales que otras, siempre cuento la historia de cómo fui llamado por Dios para, en un futuro, ejercer el santo Sacerdocio.
Bueno, para empezar diré que ninguna de las
formas en las que me preguntan mis amigos es la correcta.
Como todos los niños, cuando yo era un chavalín, quería ser muchas cosas: bombero, astronauta, policía… Vamos, lo que a todos nos gustaba por aquella época.
Más tarde, y conforme vamos madurando, cambiamos nuestros gustos profesionales por otros más “asequibles”. Y pensé: ¿Por qué no ser abogado? Ser abogado era algo que me gustaba mucho, porque ayudabas a las personas que realmente lo necesitaban. Me acuerdo que en el colegio siempre me metía en medio de las peleas, para mediar entre ellos, aunque claro, no siempre la palabra tenía efecto, y como al otro, acababa recibiendo una “sopa” de puñetazos.
Y os preguntareis, ¿Y por qué el cambio tan radical?
Bueno, es verdad aquello de que lo que está a tu alrededor te influye un poco a tomar decisiones. Yo estudié en el colegio "Pedro Poveda", de la Institución Teresiana, es decir, un colegio católico. Allí me enseñaron muchos fundamentos y valores cristianos… Pero todos tenemos nuestra época “macarra” y yo pasaba un poco del tema.
Cierto es que cuando me mudé a una zona residencial de Jaén, le preguntaba a mi madre: ¿Qué es ese ruido que se oye de fondo? Y ella, riéndose, me decía que eran las campanas de una iglesia cercana.
Yo, intrigado, me acerqué un día que había Misa, porque sí, yo sabía lo que era por lo que decían los libros de religión, pero nunca había sentido esa necesidad de ir y conocer.
Y lo que son las cosas, yo que pensaba que acabaría aburriéndome, y terminé yendo al día siguiente, y al siguiente… y así hasta el día de hoy, que hacen ya unos 10 años. A veces pienso que fue mi conversión, como la de San Pablo.
Y lo que más me gustó, fue la figura del “monaguillo”. Tanto que comencé a serlo. Pero yo ambicionaba más. Tanto fue así, que mi párroco, viéndome cómo estaba de ilusionado, me adelantó mi confirmación, y ya daba catequesis con 14 años.
Mientras, yo seguía con mis ideas de ser abogado, luchar por los derechos, resolver los problemas, yo quería saber de la Iglesia lo justo y necesario, vamos, la misa de los domingos. Y un buen día, mi párroco me habló de unas convivencias que se hacían en el Seminario. Y allá que fui, total, por probar…
Allí aprendí muchas cosas y con todo lo que aprendí, algo, no sé el qué, comenzó en mi cabeza a moverse, a tener vida, a dar vueltas alrededor de mis ideas.
Entonces empecé a cuestionarme aquello de… ¿Seré abogado? Y una noche, que había fiesta en las pertenencias parroquiales, en un momento, me escapé a la capilla, me arrodillé y pregunté a Dios, ¿Dios mío, qué quieres de mí?
Ahí fue donde lo vi. Todo estaba ya muy claro. Efectivamente, quería ayudar a las personas, defenderlas, ayudarlas en sus problemas, pero no los problemas legales, sino los de la fe. Y fue cuando me hice esa pregunta, la típica de ¿Y por qué no ser cura?
Todo cambió a partir de ahí. Me tomé mucho más en serio todo lo que el cura decía en las homilías, y hablando desde la fe, maduré.
Y claro, pasó el tiempo, yo seguía en mi club selecto de los monaguillos, iba a otras convivencias en el Seminario y hasta ayudé en algunas misas al Obispo. Para mí todo eso era fascinante… Pero yo veía que los curas no eran tan joviales, o tan divertidos, como las personas de mi alrededor.
Por ese tiempo, yo me mudé a un pueblo cercano a Jaén, Mancha Real. Y me acogieron en la parroquia de San Juan Evangelista, en la que estoy actualmente. Y allí conocí al que es ahora un gran amigo para mí, y además era seminarista. Y este joven me enseñó que no era necesario ser una persona seria para ser sacerdote. Y si tenia esa idea de ser sacerdote un poco borrosa, con la ayuda de mi nuevo párroco, de mi buen amigo, y de mis padres, claro, se fue aclarando poco a poco.
Y hoy, ahora, cuando escribo esto, me doy cuenta de que de entre todos los caminos que tenía para escoger, este es el mejor de todos. Aparte de tener el apoyo de mis amigos, de mis padres y de la gente de la parroquia, tengo siempre en mi camino a Dios, a quien encomiendo mi vida, para ejercer su ministerio.
Bueno, creo que esta es toda la historia de mi vocación. Agradezco al Seminario Menor “San Juan de Ávila” y a José Miguel Espinosa por haberme permitido contar mi historia en este blog. A mis futuros compañeros de seminario, con los que cada día aprendes algo nuevo, a mis padres, que me soportan y me apoyan y todas las personas que, en sí, hacen lo posible para guiarme por el camino, el buen camino.
Acabo encomendándome también a Nuestra Madre, la Virgen María, que al igual que ella, yo también he dicho un sí a Dios, para que se haga en mí su voluntad.
¡Un fuerte abrazo!
Víctor Vera Cano
viernes, 23 de noviembre de 2012
Testimonio de una muchacha de la diócesis de Valladolid
Holaaaa!!!
Tengo 15 años y voy a ser carmelita.
Hoy en día suena rarísimo que una chica de 15 años quiera ser monja y surgen estas preguntas:
¿Por qué vivir durante toda una vida encerrada? ¿Qué sentido tiene vivir así?
Todo esto viene desde una pregunta muy sencilla ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Busco algo más en mi vida? ¿Me falta algo que de un pleno sentido a mi vida?
Os preguntaréis cómo descubrí mi vocación. Desde pequeña no me conformaba con nada, quería algo más y yo sabía que en el mundo no iba a encontrar nada que me llenara por completo.
Por ciertas circunstancias que puso Dios en mi camino fui descubriendo qué era eso que yo buscaba y dónde me quería el Señor. Fui viendo que Jesús no es amado y que tiene sed de amarnos y de que le amemos.
Sentí una llamada de su Corazón a reparar y amarle por todos los que no le aman.
Todavía me queda un largo camino hasta que sea carmelita, por eso os pido que recéis por mí.
Tengo 15 años y voy a ser carmelita.
Hoy en día suena rarísimo que una chica de 15 años quiera ser monja y surgen estas preguntas:
¿Por qué vivir durante toda una vida encerrada? ¿Qué sentido tiene vivir así?
Todo esto viene desde una pregunta muy sencilla ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Busco algo más en mi vida? ¿Me falta algo que de un pleno sentido a mi vida?
Os preguntaréis cómo descubrí mi vocación. Desde pequeña no me conformaba con nada, quería algo más y yo sabía que en el mundo no iba a encontrar nada que me llenara por completo.
Por ciertas circunstancias que puso Dios en mi camino fui descubriendo qué era eso que yo buscaba y dónde me quería el Señor. Fui viendo que Jesús no es amado y que tiene sed de amarnos y de que le amemos.
Sentí una llamada de su Corazón a reparar y amarle por todos los que no le aman.
Todavía me queda un largo camino hasta que sea carmelita, por eso os pido que recéis por mí.
"Sagrado corazón de Jesús, en vos confío"
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