Ante más de veinticinco mil fieles y unos
cuatrocientos obispos, la plaza de San Pedro ha sido testigo de un
acontecimiento “esperado desde hace siglos”, según afirmaba don Demetrio
Fernández, Obispo de Córdoba.
Esta
mañana, al comienzo de la Eucaristía de apertura del Sínodo de los Obispos,
dedicado a la Nueva Evangelización, el Santo Padre ha proclamado a San Juan de
Ávila y a Santa Hildegarda de Bingen como Doctores de la Iglesia.
La
celebración se ha iniciado a las 9:30 horas, presidida por Benedicto XVI y
concelebrada por lo Padres Sinodales y los Obispos de las Conferencias
Episcopales española y alemana, países de los santos proclamados doctores.
La
postuladora de la Causa de San Juan de Ávila, María Encarnación González, ha
relatado ante el Pontífice la vida del Maestro, indicando que el Santo Maestro,
trigésimo cuarto doctorado de la historia de la Iglesia, ha pasado varios
exámenes en los que ha obtenido “matrícula de honor” y la aprobación unánime de
la sesión plenaria de la Congregación para las Causas de los Santos del
Vaticano. Asimismo, ha manifestado que “su vida, su obra, su ejemplo de
Santidad y en definitiva su historia, han hecho que el Santo sea un Doctor para
la Nueva Evangelización”.
Acto
seguido, presentaron a Santa Hildegarda de Bingen y el Cardenal Prefecto pidió
al Santo Padre que ambos fueran nombrados Doctores de la Iglesia. Fue entonces
cuando Benedicto XVI proclamó a este sacerdote diocesano y a la religiosa
alemana, Doctores de la Iglesia Universal. Con ellos, son treinta y cinco los
doctores, convirtiéndose Juan de Ávila en el cuarto español declarado junto con
San Isidoro de Sevilla, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
PALABRAS
DEL PAPA SOBRE JUAN DE ÁVILA
El
Santo Padre ha centrado sus palabras durante la celebración Eucarística en la
Apertura del Sínodo dedicado a la Nueva Evangelización (que se prolongará hasta
el 27 de octubre), sin olvidar el próximo Año de la Fe. Al hilo de la necesidad
de retomar la Misión ad gentes, Benedicto XVI ha destacado del Maestro Ávila su
“ardiente espíritu misionero”, basado en que era un “hombre de Dios de continua
oración”. El Papa no ha dejado atrás en su alabanza al sacerdote cordobés su
empeño “en la formación especialmente de los sacerdotes, con el fin de renovar
la Iglesia”.
Publicado
por P. Antonio Diufain Mora en http://juandeavila.net/
Mons. Demetrio Fernández
Obispo de Córdoba, España
07.10.2012
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