En esa charla tuvimos un diálogo sobre las dos clases de
virtudes (teologales y humanas) y sobre las primeras hablamos de diversos puntos:
- Hablamos sobre la virtud de la fe. Es la virtud teologal por la cual creemos en Dios, la virtud que Él nos ha revelado. Hay mucha gente que no tiene fe porque no se la ha dado Dios. Nosotros que tenemos fe somos unas personas llenas de la gracia de Dios. ¿Por qué no todos la recibimos? Es un misterio, un misterio del cual solo Dios lo sabe. Por otro lado, fe y devoción no es igual.
- Esperanza: deseamos aquello que Dios nos ha prometido, la salvación, por eso esperamos la vida eterna.
- Caridad: Virtud por la cual amamos a Dios y al prójimo.
También hablamos sobre las virtudes cardinales (prudencia,
justicia, fortaleza y templanza). Son aquellas por las que nosotros podemos conocer y obrar
el bien.
También vimos cuáles son las obras de misericordia. Las
principales son catorce.
- Las espirituales son éstas: enseñar al que no sabe; dar buen consejo al que lo necesita; corregir al que yerra; perdonar las injurias; consolar al triste; sufrir con paciencia los defectos del prójimo; y rogar a Dios por los vivos y difuntos.
- Las corporales son éstas: visitar y cuidar a los enfermos; dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; dar posada al peregrino; vestir al desnudo; redimir al cautivo; y enterrar a los muertos.
¿Para qué hacemos este tipo de formaciones espirituales? Para
así fortalecernos en el camino del Señor y estar firmes ante nuestra vocación. ¡Firmes
en la fe!
José Miguel Espinosa.
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