Los seminaristas estudiamos cerca de cuatro horas al
día aproximadamente. El estudio está
fragmentado en dos partes: la primera hora y media (en nuestras habitaciones
particulares) que la dedicamos a estudiar intensamente o a hacer resúmenes,
esquemas, resolver dudas de cara a los exámenes… Y la segunda hora y media (en
la sala de estudio comunitario) que la empleamos para hacer los deberes o
trabajos que nos mandan en el colegio. Por la noche, también aprovechamos cerca
de una hora después de la cena para acabar lo que nos queda pendiente, de
manera que podamos asistir al día siguiente al colegio con la seguridad de
haber trabajado bien.
El estudio es uno de los pilares importantes en los
que se basa la formación del seminarista. Por eso, contamos con el apoyo de
profesores particulares que acuden por las tardes. Están especializados en
matemáticas, inglés lengua y francés. Con ellos resolvemos dudas y estudiamos
para los exámenes. Aparte, los formadores también están a disposición nuestra y
son una ayuda importante. Ellos nos explican algunos puntos importantes de los
temarios y nos dan ánimos y fuerzas.
Sergio Becerro