Entré en el Seminario porque me preguntaba qué quiere Dios de mí, quizás que sea un colaborador suyo en la tarea de la construcción de su Reino. Creo también que el Seminario me ayuda a conocer más a fondo a Cristo y a conocerme a mí mismo como soy, con mis defectos y virtudes porque esto luego me ayudara a formarme como persona y a desarrollar mi personalidad. Aquí nos lo pasamos muy bien, como si fuéramos una gran familia, jugamos, rezamos, hacemos excursiones, etc.
Todo empezó en unas convivencias del Centro Vocacional “Manuel Aranda” en la que el Rector del Seminario Menor me habló de que podía entrar en el Seminario Menor y conocer a más chicos con la misma inquietud que yo tenía. Durante varios días me lo pensé y hablé con mis padres, mis padres hablaron con el Rector y me dejaron. Yo estoy muy contento de haber entrado en el Seminario Menor.
Animo a todos los jóvenes que se preguntan
por su vocación a que vengan a las convivencias mensuales del Centro Vocacional
“Manuel Aranda” porque allí es donde nos ayudan a discernir y a reflexionar si
nos llama Dios.
Los estudios aquí en el Seminario son muy
buenos y eficaces, porque por la mañana vamos al instituto y por las tardes,
después de comer, estudiamos y hacemos los deberes. Incluso por las tardes
vienen profesores de apoyo de inglés, matemáticas, lengua y francés que nos
ayudan mucho en las dudas que tenemos.
Pensadlo… ¡Os esperamos!